¿QUÉ ES EL DUELO Y QUÉ PUEDO HACER PARA SUPERARLO?
Enfrentarse a la pérdida de una persona querida es una experiencia que tarde o temprano todo ser humano ha de experimentar en algún momento de su vida. Pero… ¿qué es exactamente el duelo?
El duelo es un conjunto de emociones, sentimientos, pensamientos y comportamientos que aparecen a raíz de la pérdida de una persona querida. Durante el proceso, la persona se ha de ir adaptando gradualmente a la nueva realidad hasta que llegue a aceptarla.
Pero el duelo no se produce únicamente por la muerte de una persona querida, sino también puede producirse por la pérdida de un miembro del cuerpo, de un objeto de gran valor sentimental, la separación de una persona querida, la pérdida crónica de salud…
Las características principales son:
– Aturdimiento y perplejidad frente a lo que ha sucedido
– Dolor y malestar: llantos, suspiros y malestar
– Sensación de debilidad
– Pérdida de peso, hambre y sueño
– Dificultad para concentrarse y hablar
– Sentimiento de culpa, rabia y tristeza
– Negación de la realidad, como si la persona no hubiera desaparecido
– A veces ilusiones y alucinaciones respecto a la persona perdida con sensación de presencia
El doctor John Bowly define 4 fases en el duelo:
1- Aturdimiento y negación (horas o días): Incapacidad para procesar la información y negación de que la persona ha desaparecido. También puede suceder que la persona esté anestesiada.
2- Búsqueda de la persona (puede durar meses): Marcada por un intenso dolor y ansiedad por la separación. Hay llantos, alteraciones del sueño, rabia, culpa… puede sentir al difunto.
3- Desorganización y desesperanza (puede durar más de un año): La persona se enfrenta a la realidad e intelectualiza la pérdida.
4- Aceptación y reorganización (de uno a tres años): La persona retoma su camino en la vida, asume la pérdida y se adapta a la realidad.
La elaboración del duelo es un proceso difícil en el cual el primer paso es darse tiempo y permiso para estar mal. Se ha de normalizar lo que se siente y ser consciente.
Si alguna persona cercana a ti está pasando por este proceso, es importante no caer en formulismos típicos: “el tiempo lo cura todo”, “has de ser valiente” o “ya pasará”, ya que no son útiles y pueden dar paso a la rabia y a la culpa. Es importante aceptar la tristeza, el llanto y la rabia como emociones lícitas.
El tiempo de duelo ha de servir para aprender a vivir sin la persona, pero sin intentar olvidarla ni ignorar lo que se ha recibido de ella. Además, hemos de darnos permiso para llegar al interior de uno mismo y descubrir los sentimientos que tenemos para poder expresarlos de la manera más auténtica posible. Darse permiso es aceptar que éste es un momento difícil y aprender a no exigirse demasiado a uno mismo.
Un paso importante para elaborar correctamente el duelo es despedirse de la persona perdida y participar de los rituales funerarios, así como hablar con familiares y amigos de confianza de lo que ha pasado, dejando que los sentimientos y las emociones circulen libremente.
Otro punto importante para digerir la pérdida es reconstruir ciertos aspectos del mundo interno dañados que necesiten ser fortalecidos. Aquí es importante aceptar la ayuda de las personas más cercanas.
Finalmente, hemos de aceptar que la tristeza pueda estar presente durante un tiempo con nosotros, aceptar el dolor como el amor que se sentía y que se siente hacia el otro capaz de superar barreras tan grandes como la muerte y aprender nuevos motivos para disfrutar y ser feliz.
Encarni Muñoz Silva
Colegiada núm. 16.918